El SEÑOR es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él. Nahúm 1:7 (NTV)
Recientemente, un camión de mudanza se estacionó frente a la casa de mi amiga. A veces mudarse significa algo emocionante y nuevo. Otras veces no.
Esta mudanza significaba un final. Horas después de empezar a vaciar su hogar, los trabajadores de la empresa de mudanza tomaron su retrato de bodas y le preguntaron: «¿se llevan las fotografías por separado?».
«Sí» dijo ella, y la ironía no se le escapó. Por separado. Así es como ella viviría ahora. Separada del vecindario. Separada de su esposo. Separada de la vida que creía que tendría.
Tomó el retrato de bodas y, entre lágrimas me llamó para decir, «no sé qué hacer con esta foto ¿Qué hago con cosas que ya no tienen un lugar? Construimos una vida juntos, y ahora ya no existe el juntos».
Yo también caminé por ese mismo camino devastador de un matrimonio llegando a su fin, y experimenté el duelo profundo que golpea a cada paso. Fue por esa razón que supe que no era necesario decir nada, solo para llenar el silencio incómodo. Entendía a un nivel profundo y personal que una frase cliché no iba a sostener su corazón destrozado.
Quizás hayas estado ahí. Quizás tú eras la que estaba experimentando un divorcio no deseado, o la que intentaba desesperadamente encontrar qué decir. En estos momentos difíciles, tenemos que poner los pies en la única tierra firme que existe, la Verdad de Dios.
Su Verdad no cambiará por sentimientos, no se ahogará en un mar de lágrimas, ni te dejará, aún cuando tus llantos estén llenos de emociones sin filtro, dudas o preguntas difíciles sobre lo que estás enfrentando.
Finalmente le dije, «no tengo las respuestas, pero sí tengo oraciones. Voy a escribir las conversaciones que tenga con Dios sobre ti, para que puedas saber que Él no está en silencio ahora mismo. Él te ve. Él te escucha. Y a través de Su Verdad, Él te consolará».
Saqué mi Biblia y derramé mi dolor y mi tristeza. Dios, por favor enséñame las verdades correctas para compartir con mi amiga. Usa mi mano para escribir las palabras de consuelo que tienes para ella en Tu Palabra.
Después le compartí por escrito esta conversación que tuve con Dios:
Yo: Señor, es difícil ver a mi amiga sufrir tanto. Ella te suplicó para que la ayudarás a salvar su matrimonio, y honestamente, estamos confundidas de por qué no se arregló.
El Señor: Escuché cada oración, y siempre estuve a su lado. “El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido” (Salmo 34:18, NVI).
Yo: Pero Señor, ¿no ves sus lágrimas? Si ver su tristeza rompe mi corazón, debe romper El tuyo también.
El Señor: Recuerda lo hermoso que es confiar en el Único que puede ver lo que es y lo que vendrá. “El SEÑOR es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él” (Nahúm 1:7).
Yo: Confío en Ti, pero que todo termine así es tan difíciI. No tiene sentido.
El Señor: Nada de lo que yo permito que suceda carece de sentido. Aun el dolor, lo uso para bien. “Si lo ha determinado el SEÑOR de los Ejércitos, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla?” (Isaías 14:27, NVI).
Yo: ¿Por qué tiene que pasarle esto a ella?
El Señor: Sé que tu corazón está buscando respuestas, pero te pido que confíes en que Yo tengo un plan y Soy su Protector. “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaías 55:9, NVI). “…Dios [es] la roca en que [Su pueblo] [se] refugi[a]. Es [su] escudo, el poder que [les] salva” (2 Samuel 22:3a, NVI).
Yo: Pero Señor, ¿y los deseos de su corazón?
El Señor: Soy el Único que conoce a fondo los deseos de su corazón. Aliéntala a que confíe en Mí y tome decisiones sabias. “Confía en el SEÑOR y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. Deléitate en el SEÑOR y él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmo 37:3-4, NVI).
Mi nota no arregló su dolor ni respondió a sus preguntas. Pero sí, la motivó a abrir la Palabra de Dios y a hablar con Él por ella misma. Y mientras siguió adelante, esto fue un excelente primer paso.
Querido Señor, elevo a mi amiga que sufre delante de Ti. Tú eres el Único que puede darle consuelo, sanidad y dirección durante esta temporada. Pero también Te pido que me muestres cómo puedo estar presente con ella hoy como una extensión de Tu amor. Confío en Ti y quiero honrarte mientras apoyo a mi amiga. En el Nombre de Jesús. Amén.
Por: Lysa TerKeurst
 
 
 
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario