Autora de Known and Loved
SolÃa pensar que Dios no me querÃa.
Oh SEÑOR, Tú me has escudriñado y conocido.
Salmo 139:1 (NBLA)
Me preocupaba no poder convencerlo de que habÃa tomado una buena decisión al salvarme. Aunque creÃa que Jesús murió para pagar el precio de mis pecados, me preguntaba si Dios querÃa que me sintiera infeliz por el costo, porque creÃa que asà se sentÃa Él. Infeliz. Arrepentido. Enfadado.
Incluso después de haber llegado a la fe en Cristo, cuando me desanimaba o cuando la vida no salÃa como esperaba, estaba segura de que Dios no estaba contento conmigo. TemÃa que Su amor fuera algo que tenÃa que ganarme y conservar. Sé buena, o te amará menos. Como si el amor de Dios fuera algo que pudiera perderse con el mal humor o con las buenas obras incumplidas.
La gente me decÃa, «¡Dios conoce tu corazón!». Y mi pensamiento fatalista era: SÃ, sin duda lo conoce.
El Salmo 139:1 nos dice que Dios nos conoce, realmente nos conoce: “Oh SEÑOR, tú me has escudriñado y conocido”. Pero al leer el Salmo 139 completo, no encuentras un amor a regañadientes. ¡Encuentras una celebración de ser conocida y amada por Dios!
Aunque ocultamos nuestra peor versión para ser amadas según el significado secular de la palabra, Dios conoce cada rincón oscuro, cada ángulo incómodo, cada espacio sombrÃo; y aun asà nos salva y nos ama.
Su amor no se basa en nuestras cualidades buenas ni en nuestras personalidades encantadoras. Dios nos ama porque nos ama. Porque siempre planeó conocernos de cerca e Ãntimamente, para depositar Su afecto en nosotras como Sus hijas. Y es parte de Su carácter cumplir Su promesa de amar y salvar. No con tacañerÃa ni reticencia, sino con deleite.
El Salmo 139 proclama lo que significa ser plenamente conocida por Dios, de una manera que brinda consuelo, gozo y paz, en lugar de vergüenza, duda y temor. Cuando vislumbramos el cuidado intencional de Dios por nosotras, cuando dejamos de confundir al Dios que es amor con nuestras definiciones deficientes del amor, entonces lo amaremos más. ¿Por qué? Porque comprenderemos mejor que Sus pensamientos hacia nosotras no son lo que merecemos.
Como cristianas, a menudo hablamos de la cruz como la cumbre del amor de Dios, viendo Su máxima expresión de amor como Su expresión final. Pero el amor de Dios no se detuvo en la cruz.
Nuestro Dios es un Padre misericordioso Cuyo amor es anterior al tiempo mismo.
Su amor se manifestó en la muerte y resurrección de Cristo.
Y para quienes le pertenecen, Su amor nunca termina.
SÃ, Él te conoce, por dentro y por fuera. Y te ama, por dentro y por fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario