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lunes, 1 de abril de 2024

La doble moral


El diario “La Razón”, atado al catolicismo más conservador, declara estar a favor de la retirada de anuncios de prostitución de sus páginas; pero no lo hace ¡hasta que todos los diarios se pongan de acuerdo! Es como si alguien anuncia que dejará de robar cuando el resto de ladrones cesen en sus andanzas por lo ajeno.

Lo que haces no me deja oír lo que dices
A veces es interesante quitarle el volumen a la televisión, y ver sólo las imágenes, el lenguaje visual. Es curioso lo que los rostros, los gestos nos transmiten con claridad.

Lo mismo deberíamos hacer con la música que nos cantan personas y entidades, personalidades y medios de comunicación: quitémosles la voz y dejemos hablar a sus hechos, mirándolos con objetividad desde cierta distancia, como el que mira un cuadro en una galería de arte.

En el caso de La Razón, lo que nos dice es “soy moral mientras no me perjudica económicamente”. Un discurso muy de acuerdo con la doble moral religiosa: haz lo que digo pero no lo que hago, al que podríamos añadir al también filocatólico diario ABC.

No se quedan fuera medios conocidos que nadie tildaría de religiosos, como El País, o El Mundo (por citar los de mayor tirada), que defienden la dignidad de la mujer a la vez que la “venden” como carne de consumo (más o menos cara) pocas páginas más allá. Es la misma doble moral, pero en un nivel éticosocial: defiendo ideales que sólo cumplo si no me cuestan dinero.

Porque quizás donde mayor dimensión cobran los principios es cuando son blanco sobre negro, cuando se mantienen a pesar de poder costar la vida, aunque duelan intensamente, aunque perjudiquen o aunque frenen aspiraciones humanas. Cuando es lo último que haríamos o diríamos salvo por ser lo que creemos que debemos hacer o decir.

Y sobre todo, cuando cuesta dinero
Porque en el fondo, tras esta crisis económica, se esconde la dura realidad de que aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero (Benjamin Franklin).

Porque la sociedad del bienestar ha querido cambiar la felicidad por dinero, para no poder luego cambiar el dinero por la felicidad (José Narosky).

Porque es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero, pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar (George Horace Lorimer).

Porque no vale una doble moral de defender los valores, la fe, los ideales, la verdad… para al final con nuestros hechos venderlo todo por tener o no perder un puñado de monedas, un plato de lentejas, o un puesto en la mesa del rey.

Porque necesitamos hombres y mujeres que digan lo que hacen, y hagan lo que dicen. Incluso equivocándose. Porque el que se equivoca con sinceridad, con sinceridad rectificará. Pero el que tiene una doble moral seguirá engañando (y engañándose) siempre.

Redacción P+D es la Dirección de Protestante Digital
© ProtestanteDigital.com, España, 2008.

1 comentario:

  1. El mundo en que vivimos está plagado de avaricia. Esa loca obsesión por acumular más y más y más dinero invirtiendo lo menos posible y sin importar lo que tengamos que hacer o por encima de quién pasar para conseguirlo

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