El SEÑOR cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, SEÑOR, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!
Salmo 138:8 (NVI)
Hace algunos años, me senté y miré mi vida, y era… diferente. Una vida nueva y desconocida. Incluso mis próximos pasos, por no hablar del futuro lejano, me parecían desconocidos.
Cuando la vida da un giro inesperado, hay momentos en los que el futuro se siente como un lienzo en blanco, pero no del tipo emocionante. En vez de eso, se ve como un vacío intimidante. Tal vez te has encontrado en una de estas temporadas, frente a un nido vacío, un divorcio doloroso, una pérdida repentina, un cambio de carrera o simplemente el dolor silencioso de la mediana edad.
Quizás tu vida dio una vuelta inesperada hace años y nunca volviste a encontrar tu equilibrio. Has anhelado seguir adelante, hacer algo nuevo, acoger el sueño que Dios puso en tu corazón, pero el miedo susurra más fuerte que la fe.
¿Será muy tarde? ¿Aún tengo lo necesario? ¿Y si lo intento y fallo?
Amiga, no estás sola. Pero he descubierto que lo siguiente es cierto: no estás empezando de nuevo. Estás avanzando hacia un capítulo nuevo, y Dios ya está allí, listo para recibirte con gracia, fortaleza y propósito.
El Salmo 138:8 te ofrece este poderoso recordatorio: “El SEÑOR cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, SEÑOR, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!”.
No es posible olvidar, desperdiciar ni abandonar el propósito de Dios para nuestras vidas. Su propósito se cumplirá porque no depende de nuestro historial impecable ni de circunstancias perfectas, sino que se basa en Su gran amor, que nunca cambia. El amor que te ha acompañado en épocas pasadas te acompañará en las próximas.
Después de todo, has estado acumulando sabiduría, experiencias, resiliencia y fe todo este tiempo. Lo que has vivido te ha moldeado, y Dios puede utilizarlo.
No estás descartando tu pasado. Estás aportando todo lo que Dios te ha enseñado a tu futuro. Estás avanzando con historia, con crecimiento y sobre todo, con Él.
Tú eres “la obra de (Sus) manos” (Salmo 138:8), no olvidada ni pasada por alto. Eres profundamente amada e intencionalmente elaborada. Si Dios ha puesto un anhelo en tu corazón ya sea para escribir, crear, liderar, servir, sanar, aprender, ir, entonces ese sueño es parte de Su obra en ti. Y Él no abandonará ese anhelo.
Así que da el siguiente paso valiente. No porque lo tengas todo claro, sino porque el Dios que te formó y tiene tu futuro en Sus manos cumplirá Su propósito para tu vida.
No estás empezando de nuevo, estás avanzando… con Él.
por TRACIE MILES
No hay comentarios:
Publicar un comentario