De sus amigos en RayStedman.org
Lea: JeremÃas 32:1-10
Y JeremÃas dijo: «La palabra de Jehová vino a mÃ, diciendo: “Hanameel, hijo de tu tÃo Salum, viene a ti, diciendo: ‘Cómprame mi heredad que está en Anatot, porque tú tienes derecho de compra sobre ellos’ ”. Y vino a mà Hanameel, hijo de mi tÃo, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: “Cómprame ahora la heredad que está en Anatot, en tierra de BenjamÃn, porque tuyo es el derecho de la herencia y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti”. Entonces conocà que era palabra de Jehová. Compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tÃo, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata». JeremÃas 32:6-9
Ése es un extraordinario acto de fe. Pertenece con esos actos de fe en la crónica de Hebreos 11. Al examinarlo, aprendemos lo que significa caminar por fe. Cada uno de nosotros es llamado a caminar por fe, y hay ciertas calidades de fe que vemos aquÃ.
Primero hay lo que podemos llamar “la precaución de fe”. FÃjate cómo progresó el relato. Dios le dijo a JeremÃas, en la soledad de su prisión: “Tu primo Hanameel viene a ti, ofreciendo vender su campo”. Un poco más adelante en el relato dice: “Entonces Hanameel mi primo vino a mi… conforme a la palabra del Señor”. TodavÃa más adelante: “Entonces conocà que era palabra del Señor”. La cosa importante que debemos ver es cómo JeremÃas puso a prueba la impresión que recibió.
Muchos de nosotros nos hemos preguntado cómo estos profetas del Antiguo Testamento fueron dados “palabras” de Dios. Muchas veces encuentras esta frase en las Escrituras: “La palabra del Señor vino a mÃ...”. ¿Cómo vino? Este relato sugiere que la forma usual en que Dios habló a estos profetas era la misma forma en la que nos habla a nosotros; eso es, por medio de una impresión vÃvida hecha sobre el alma, una voz interior informándonos de algo.
Pero la gran lección para aprender de este relato es que esta voz interior no es siempre la voz de Dios. A veces el dios de este mundo puede hablar por medio de esa voz interior, sonando muy parecido a la voz de Dios. Muchas personas han sido tremendamente heridos en su fe, y han dañado la fe de otros, al actuar impulsivamente sobre lo que su voz interior tiene que decir, sin probar si es la voz de Dios o no.
La fe, aunque actúa de forma extraordinaria, no actúa de forma fanática. La fe actúa con cautela, esperando que Dios confirme Su palabra. JeremÃas no era un novato en la vida activa de la fe. SabÃa que Dios confirmarÃa Su palabra, y habÃa aprendido a esperar en Dios. Dios confirmó Su palabra al cumplir la predicción que habÃa hecho.
Sin embargo, con toda la precaución de la fe, fÃjate en otra calidad de la fe aquÃ. Es lo que podrÃamos llamar “la audacia de fe”. ¡Esto era una cosa totalmente irracional de hacer! Era ridÃculo comprar una propiedad cuando una ciudad estaba a punto de caer en las manos del enemigo. Esto es siempre una calidad de fe. La fe tiene una apariencia de ridiculez. No estás actuando en fe si estás haciendo lo que todo el mundo a tu alrededor está haciendo. La fe siempre parece desafiar las circunstancias. Constituye un riesgo y una aventura.
Noé construyó un arca cuando no habÃa agua, y cuando nunca habÃa habido lluvia. ¡Estoy seguro que la gente de su tiempo le llamaba Noé Loco, construyendo un arca en tierra seca! Abraham hizo un viaje sin mapa. La gente le preguntó: “¿A dónde vas?”. Dijo: “No lo sabemos; simplemente estamos yendo, eso es todo. Dios nos está guiando”. Estoy seguro de que apuntaron con sus dedos a sus sienes y dijeron: “¡Pobre Abe; está como un cencerro!”. Ésa es la calidad de la fe: actúa de una forma que parece ridÃcula. Pero actúa de esta forma porque está basada en una sabidurÃa superior. Siempre tiene una cierta base en la que descansa. Por lo tanto, la fe no demanda que vayamos y acometamos actos locos, impulsivos, sin razón. La razón es superior a lo que mucha gente puede ver, pero está ahÃ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario