LO ÚLTIMO La dis

viernes, 9 de mayo de 2025

El discipular a nuestros niños inicia con deleite

La manera en que iniciamos una charla sobre el Evangelio lo cambia todo.

En el principio Dios creó los cielos y la tierra.
Génesis 1:1 (NBLA)

Como pastor de niños por muchos años, he reescrito el currículo de nuestro ministerio numerosas veces, pero una parte siempre se mantuvo igual. Se trata del guión de una conversación que sostengo con cada uno de los niños que pasa por nuestro programa. Hasta la fecha he registrado más de 1.000 charlas. El diálogo va algo así…

Le pido al niño que me cuente acerca de un amigo que no suele ir a la iglesia o que no tiene una relación con Jesús. ¿Cómo es esa persona? ¿Por qué son amigos? ¿Qué es lo que más les gusta hacer juntos?

Luego le digo: «imagina que tú y tu amigo están juntos un día, y te dice, “tú y tu familia son cristianos. Creen en Jesús, leen la Biblia y van a la iglesia. ¿Cómo puedo ser un cristiano?” Le preguntó al niño, ¿qué le dirías?».

El noventa y cinco por ciento de los niños responde algo así: «yo le diría que es un pecador que necesita arrepentirse y recibir el perdón que Dios ofrece a través de la muerte de Su Hijo en la cruz».

Es una buena respuesta, pero no creo que sea una respuesta maravillosa por una simple razón: el Evangelio no inicia con el pecado. Al contrario, comienza con deleite. La manera en que iniciamos una charla sobre el Evangelio lo cambia todo.

Muchos creen que el Evangelio inicia en Génesis 3: la serpiente convenció a Adán y Eva de que Dios no era tan bueno como ellos pensaban. La primera pareja cayó presa de esta mentira, el pecado entró al mundo y Dios maldijo a la serpiente diciéndole que vendría uno que le aplastaría la cabeza. Estas son buenas noticias. Pero no son noticias maravillosas si ignoramos los dos capítulos anteriores al Génesis 3 y la razón por la que Génesis fue escrito en primer lugar.

Moisés escribió el Génesis para dejar registrado para siempre la verdadera historia de la creación, del pacto y de la fidelidad de Dios, lo que rectificó simultáneamente cualquier narrativa falsa que encontró el Israel antiguo desde las naciones vecinas. ¿Qué escucharon aquellos israelitas en Génesis 1-2?

Nuestro Dios hizo todas las cosas. No existen dioses pequeños que hayan creado las estrellas, las aguas y los animales. Un solo Dios, nuestro Dios, lo hizo todo. “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).

Nuestro Dios no lucha para realizar Sus obras. Él crea al hablar. Nada lo restringe.

Nuestro Dios nos creó sumamente bien. Somos el pináculo de Su creación.

Nuestro Dios es el núcleo del cuento; no lo somos nosotros.

Nuestro Dios se deleita en nosotros. No somos esclavos.

El Evangelio inicia con deleite. Esto no es una reformulación creativa del Evangelio. Simplemente es la manera en que Dios decidió narrar la historia. Su historia de buenas noticias no inicia con nosotros. Comienza con Él, con lo que Él libremente desea hacer, sin la imposición o presión de nadie ni de nada. Es tan claro como el día para cualquier lector que Dios desea tanto deleitarse en nosotros como también hacernos saber que somos Su deleite.

Señor, ayúdame a enseñar a mis hijos a que se deleiten en Ti tal como Tú te deleitas en ellos. Equípame para ser capaz de comunicarles Tu amor extraordinario por ellos de manera que ellos puedan amarte a Ti cada día de sus vidas. En el Nombre de Jesús, Amén.

Por Chris Ammen
Autor de Raising Disciples at Home

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Llena el siguiente formulario tienes algo que decirnos, una petición por la que quieras que oremos o un artículo que quieras que aparezca en este sitio web.

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *