Job 1:21b (NBLA)
El inodoro está tapado. Otra vez. Ha pasado tan frecuentemente que ahora ya sé que los trucos usuales no funcionarán.
Una vez más llamo a un fontanero para una solución temporal. Me asusto cada vez que veo el total de la factura.
En febrero de 2021 me encontré con un problema mayor. Llegó la Gran Helada de Texas, un desastre climatológico que paralizó todo el estado y toda mi plomería. Durante un tiempo, no tuve agua corriente. Y de repente, me sobraba el agua que corría por todos los lugares equivocados en mi casa.
Pero un inodoro descompuesto no es lo peor que le puede pasar a una persona. Lo sé porque en otros momentos de mi vida me he imaginado sentada entre las cenizas junto a Job después de haber perdido todo, preguntándose qué pasó con su vida, sus esfuerzos y su Dios.
Casi puedo oír a Job susurrar: “El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó; Bendito sea el nombre del SEÑOR»” (Job 1:21b).
Tres de los amigos más cercanos de Job, que en primera instancia lloraron con él y se lamentaron por sus pérdidas, luego tuvieron mucho que decir sobre el estado de su vida:
Tu sufrimiento es culpa tuya.
Necesitas arrepentirte de ser malo y esforzarte más por ser bueno.
Eres un caso perdido.
Dios reprendió severamente a estos hombres. No dijeron la verdad sobre Job, pues Dios mismo había dicho: “no hay ninguno como él [Job] sobre la tierra; es un hombre intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal»” (Job 1:8, NBLA). Aún peor, los amigos de Job hablaron falsedades sobre Dios. El Señor demandó su arrepentimiento por perpetuar mentiras.
¿Y cuál es la verdad? El Señor se la reveló a Job y a sus amigos en Job 38-41: Dios es insondable. Y al final de esas profundidades incomprensibles, Él es amor.
Imagínate esto: después de que pase la helada, el equipo de fontaneros restaura las tuberías viejas. Después de horas de trabajo, finalmente abren la llave del agua… y ésta fluye libremente.
Todo empieza a funcionar como debe ser. Puedo sentir cómo se desvanece mi estrés. Lavo los platos y la ropa, tomo duchas sin incidentes. Dejo de pensar dos veces en si debo invitar a gente a mi casa.
Y aunque me costó algo (mucho de ese algo), cada centavo vale la pena.
Amiga, ¿quién te está diciendo que eres un caso perdido? ¿Estás empezando a dudar de la bondad de Dios debido a las mentiras que estás creyendo? No eres un caso perdido. Dios tiene un buen plan de restauración para ti.
Vivir con una “tubería rota” no es la única opción disponible para nosotras, a pesar de que lo parezca. “Nuevas todas las cosas” es nuestra historia con Dios (Apocalipsis 21:5, NBLA). Al asociarnos con Él mediante las Escrituras y el Espíritu seremos transformadas en la plenitud de los deseos de Dios para nosotras.
Señor, ayúdame a hacer a un lado la voz de la condena cuando me siento desesperanzada. Muéstrame la Verdad de quién eres Tú y del amor abundante que tienes por mí, aún cuando estoy luchando. Transfórmame mediante el poder de Tu Espíritu. En el Nombre de Jesús, Amén.
Por: Meshali Mitchell
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