¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas.
Salmo 36:7 (NTV)
¿Qué viene a tu mente cuando menciono la palabra “padre”?
En una época de mi vida, hubiera respondido con dos palabras: “proveedor” y “distante”. Es como describiría a mi padre. Era un hombre constante, trabajando duro para proveer para mí y mis siete hermanos. Sin embargo, trabajar tanto no le permitió ser un padre atento como yo necesitaba y quizás como él hubiera querido ser.
A medida que fui creciendo, este concepto de paternidad se convirtió en comó imagino a mi Padre celestial. Aunque elegí confiar en Jesús como mi Salvador, no conocía a Dios como el Padre amoroso y perfecto que es. Afortunadamente, las Escrituras como el versículo clave de hoy me ayudó a entenderlo:
¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas (Salmo 36:7).
El amor más profundo comenzó a llenar el vacío de mi corazón. Pude ver que Dios tenía todo el tiempo del mundo y que tenía tiempo para mí. Yo no era un estorbo para Él, y ¡no tenía que estar en mi mejor momento cuando acudía a Él!
Jesús nos dice que cuando le vemos a Él, vemos también al Padre (Juan 14:9). En Marcos 10, Jesús se rodeó de niños pequeños, modelando tiernamente el amor bondadoso, protector, vulnerable y presente del Padre. A veces los niños pueden ser desordenados y mocosos, llenos de gérmenes, pero si estos niños lo eran, a Jesús no le importaba. “Entonces tomó a los niños en sus brazos y después de poner sus manos sobre la cabeza de ellos, los bendijo” (Marcos 10:16, NTV).
El Salmo 139:5 dice de manera similar: “Vas delante y detrás de mí. Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza” (NTV). Este es el amor tierno, compasivo y atento que quería conocer más profundamente. Buscar Escrituras que mostraron el corazón paternal de Dios despertó en mí el deseo de estar cerca de Él. A medida que me acercaba, el amor paternal de Dios empezó a sanar las heridas de mi corazón.
La comprensión del corazón entero de Dios comenzó a llenar el vacío en mi corazón. Mi corazón se liberó al verlo como el Amor Mismo en vez de verlo como una lupa constantemente buscando mis errores. Vi a mi Abba Padre (Marcos 14:36) como alguien confiable para mi presente y mi futuro.
A medida que aprendas más acerca de Padre Dios y te acerques a Él, descubrirás que Él es más bondadoso y amoroso de lo que jamás imaginaste. Sumergirnos en Sus Escrituras puede corregir cualquier idea errónea que tengamos sobre lo que es un padre.
¿Significa esto que Él nos da todo lo que queremos? No exactamente. Un buen Padre solo da lo que Él sabe que es mejor para Su hija (Santiago 1:17). Sí nos da amor incondicional, tanto cuando hacemos las cosas bien como incluso cuando pecamos. Este es el corazón paterno de Dios, cuyo amor fluye continuamente hacia ti y hacia mí, perfecto y sin restricciones.
Padre celestial, gracias por atraerme hacía Ti, acercándome a un lugar donde mi corazón herido está seguro y puede recibir Tu cuidado y sanación. En el Nombre de Jesús, Amén.
Autora: Lynn Cowell
No hay comentarios:
Publicar un comentario