Génesis 32:28 (NVI)
“Cuando Dios está haciendo una obra profunda, no hay cómo explicar muchas cosas. Hay comprensión, y sin embargo no hay un plan. Hay esperanza inquebrantable en presencia de lágrimas infinitas. Existe gratitud mientras se aprende a ser perseverante. No sabes lo que sigue, pero sí tienes la certeza de que: sin importar lo que Dios esté haciendo, nunca volverás a ser la misma”.
Escribí esas palabras en medio de una temporada que parecía imposible. Sentí el llamado de Dios para renunciar a un trabajo que amaba, pero no tenía idea de lo que vendría después. Los siguientes días me sentí estancada y dolorosamente incierta. Me aferré a Dios completamente, pero Sus planes parecían estar ocultos. Añoraba claridad, pero lo único con lo que contaba era mi tenue sensación de que Él seguía obrando, a pesar del pánico que había en mi corazón.
Quizás tú también te encuentras en medio de tu propia temporada en la que los planes de Dios parecen difíciles de comprender. Y, aún así, estás decidida a aferrarte a Él. Estos son los momentos en los que luchamos con Dios.
Cuando luchas con alguien, es cuerpo a cuerpo. Es caótico y agotador, y requiere toda tu energía.
Considera la forma en la que Dios luchó con Jacob en Génesis 32. Jacob se encontraba atrapado entre la decisión de dejar su pasado y aceptar el llamado de Dios para su futuro. Dios pudo haber intervenido de cualquier forma, pero Él decidió luchar. Para Jacob, esto representó aferrarse a Aquel con quién luchaba, mientras soltaba todo aquello que había intentado controlar durante su vida.
¿Te suena familiar?
La lucha en sí no era el punto. Después de una larga noche de pelea, Jacob exigió una bendición, y Dios se la otorgó: “—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido” (Génesis 32:28).
Cuando terminó la lucha, Jacob se fue cojeando y con una nueva identidad. Jacob quería que Dios eliminara su desafío, pero Dios quería que él cambiara.
Amiga, tu lucha no es en vano. Como Jacob, tu lucha te dejará una marca, no la de una derrota, sino la de la obra transformadora de Dios. Lo sé porque lo he vivido.
La temporada que una vez me dejó sintiéndome perdida e insegura, fue exactamente el lugar donde Dios me encontró. No recibí la claridad que quería, pero recibí algo que necesitaba: una confianza más profunda en Él. La lucha nunca se trataba de mi destino, sino en quién estaba llegando a ser.
Quizás no conozcas lo que viene después, pero puedes confiar en esto: Dios no solo está obrando en tus circunstancias. Él está obrando en ti. Tu batalla no es una prueba de la ausencia de Dios, sino una prueba de Su cercanía. ¡Aférrate! Cuando atravieses por esta situación, descubrirás que nunca estuviste sola.
Señor, creo que estoy pasando por una temporada de lucha y no comprendo lo que estás haciendo. Ayúdame a aferrarme a Ti, incluso cuando es difícil. Cámbiame a través de este proceso y recuérdame que Tu obra en mí siempre es buena. En el Nombre de Jesús, Amén.
Autora: Ashley Morgan Jackson
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