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lunes, 6 de noviembre de 2023

¿Deberíamos ponernos del lado de Israel o de Palestina?


Comencemos con una postura general del conflicto y, luego, intentaré respaldarla con la Biblia y la explicaré. Cuando digo «conflicto», me refiero al conflicto entre judíos (o Israel, el Estado, y judíos como cuerpo) y los palestinos.

AMBOS SON REBELDES QUE RECHAZAN A CRISTO
Hay judíos cristianos y hay palestinos cristianos. Estos cristianos son los mansos que algún día heredarán la tierra, eso incluye la tierra de Israel. Jesús murió para hacer la paz entre los judíos y las naciones. Ese es el punto de Efesios 2:11-22. Por lo tanto, nuestras oraciones y esfuerzos deben estar especialmente dedicados a anunciar el Evangelio del Mesías Jesús como la única esperanza para la paz y la justicia a largo plazo entre judíos y palestinos. Creo que eso es lo más importante que hay que decir.

Luego, diría esto: la Biblia no enseña que debemos ser parciales con Israel o con los palestinos en la rebelión actual a Cristo en la que ambos participan contra Dios, como si cualquiera de ellas tuviera un derecho divino sobre la tierra de Israel a pesar de su rebelión e incredulidad contra su Hacedor y su Dios del pacto. Esto trae la implicación de que ambos lados, palestinos e israelíes, deben ser tratados con justicia pública y compasiva de la misma manera en que generalmente se resuelven las disputas entre naciones, con una sabia combinación de justicia y misericordia. Esta es mi postura general: ni judíos ni palestinos pueden justificar sus acciones o ser tratados de manera especial al afirmar un actual derecho divino a la tierra mientras viven en rebelión contra Aquel que hizo de la tierra un regalo del cumplimiento del pacto.

LAS PROMESAS ESPECÍFICAS
Estos son algunos fundamentos bíblicos. Israel fue escogido por Dios de entre todos los pueblos del mundo para ser el foco de su bendición en la historia, la historia de redención. Esta historia llegó a su clímax en la venida, muerte y resurrección de Jesús, el Mesías. «[…] el Señor tu Dios te ha escogido para ser pueblo suyo de entre todos los pueblos que están sobre la superficie de la tierra» (Dt 7:6). Amén. Israel es el pueblo escogido de Dios.

No sólo eso, sino que Dios le prometió a Israel desde el tiempo de Abraham en adelante la tierra que actualmente se está disputando. Dios dijo: «[…] Esta es la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob: “Yo la daré a tu descendencia” […]» (Dt 34:4). Declaraciones con ese propósito se repiten muchas veces. Pero ninguno de esos dos hechos (la elección de Israel y la promesa pactual de Dios de la tierra) significan que Israel tiene un derecho divino a la tierra en el presente.

LOS REBELDES PIERDEN SUS DERECHOS
¿Por qué digo esto? Porque el pueblo que no cumple el pacto no tiene el derecho divino de aferrarse a la tierra de la promesa que fue dada por medio de un pacto. Romper el pacto anula los privilegios del pacto. Dios le dijo a Israel: «si en verdad escuchan mi voz y guardan mi pacto, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra» (Éx 19:5).

Actualmente, Israel es un pueblo que quebranta el pacto. Existen miles, lo sé, de judíos que confían en el Mesías. Ellos no están quebrantando la ley. Ellos disfrutan del favor salvífico de Dios. Sin embargo, como un todo, como una unidad étnica, como Estado, son definidos por rechazar al Mesías Jesús. Ellos no quieren definirse a sí mismos como cristianos. Si aceptan al Mesías Jesús como Mesías y Salvador, serían cristianos. Ellos son conscientemente no cristianos. Están en un estado de traición contra su Rey que envió a su Hijo para salvarlos. Un pueblo en traición contra su Rey no puede hacer un reclamo legítimo de las promesas que el Rey le hizo a un pueblo que sí cumplía el pacto.


Por ejemplo, cuando Israel fue sacado de la tierra prometida por los babilonios bajo el juicio de Dios, Daniel oró así:

Ay, Señor, […] hemos pecado, hemos cometido iniquidad […] Tuya es la justicia, oh Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro […] a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos en todos los países adonde los has echado, a causa de las infidelidades que cometieron contra Ti (Daniel 9:4-7).

En otras palabras, Dios es justo. Él es justo al negarle a Israel su derecho divino a la tierra por ser un pueblo traicionero y traidor contra Dios.

PARTE DEL PLAN
Jesús miró a Jerusalén con lágrimas y dijo: «[…] ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. […] Porque no conociste el tiempo de tu visitación» (Lc 19:41-42, 44). Habían rechazado a la piedra angular. Aún lo hacen.

Cuando lo hicieron, Jesús dijo: «[…] el reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca los frutos del reino» (Mt 21:43). Entonces, Él explicó de la siguiente manera: «vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera […]» (Mt 8:11-12). Porque ahora ha venido un endurecimiento sobre Israel (Ro 11:25).


Estos son los tiempos de los gentiles, los tiempos de las naciones. No obstante, este endurecimiento de Israel no es la última palabra de Dios. Él tiene un propósito de salvación para Israel. Todo Israel un día se volverá al Señor Cristo como grupo. Esta es mi comprensión y creencia profunda de Romanos 11. Las ramas desgajadas serán injertadas en un día en el pueblo de Dios, la novia de Cristo, su iglesia. Creo que debemos orar por ese día. Oro: «Señor, trae el día cuando el endurecimiento sea levantado de Israel. Concede, oh, Dios, que sus ojos sean abiertos, que puedan ver a Jesús como su Mesías y que puedan unirse a la iglesia de Jesucristo. En un gran árbol de amor pactual, que sean injertados en la salvación». 

SÚPLICA POR TODAS LAS NACIONES
Debemos ser cuidadosos (quizás esta es una calificación final) de no hacer inferencias falsas y no bíblicas de cualquier cosa que yo haya dicho, como: «bueno, la rebelión presente de Israel significa que otras naciones tienen el derecho de molestarlos». No, no es así. Israel aún tiene derechos humanos entre las naciones cuando no tiene ningún derecho ante Dios, así como todas las naciones. No pensamos que cualquier nación, por ser pagana e incrédula, debe ser tratada de manera injusta. Tampoco debe serlo Israel. En el Antiguo Testamento, las naciones que se alegraban de la disciplina divina fueron castigadas por Dios (Is 10). 

Nuestra súplica como cristianos para los palestinos y judíos es esta: crean en el Señor Jesús y serán salvos. Hasta el día en que los seguidores del Rey, tanto judíos como gentiles, hereden el mundo (no sólo la tierra); hasta el día en que heredemos juntos el mundo sin alzar espadas y sin levantar armas, los derechos de las naciones deben decidirse por principios de justicia compasiva y pública, no por afirmaciones de derecho divino ni de estatus divino.

Autor: Carlos Cortés Perez
Escrito para: ciudadgospel.blogspot.com
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