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martes, 7 de mayo de 2024

Cristiano, conoce quién eres (parte 2)


3. Tú perteneces a Cristo

La tercera cosa que Pablo dice sobre nuestra diferencia como cristianos es que pertenecemos a Cristo. Nótense las dos últimas cláusulas del verso 9: “Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él”. Así que el reverso también es verdad: si en verdad tienes el Espíritu de Cristo, así mismo perteneces a él. De modo que, como cristianos, deberíamos pensar de nosotros como pertenecientes a Cristo – la posesión de Cristo.

¿En qué sentido somos posesión de Cristo? Pablo conecta las ideas de habitar y posesión en 1 Corintios 6:19-20 explicando: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” ¿En qué sentido? Lo explica en el verso 20: “Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Pablo describe dos maneras en las que Cristo nos hace suyos: compra y habitación.

Hubo un tiempo en este país en el que podías reclamar como tuya una porción de tierra en el oeste simplemente yendo allá y viviendo allí, habitándola. Y, claro, está la forma más tradicional de conseguir tierra, pagando por ella. Cristo hizo ambas cosas para poseer una persona para sí: él nos compró, y nos habitó. “No sois de vosotros mismos, pues por precio habéis sido comprados” (1 Corintios 6:19-20) – esa es la compra. “Sois el templo del Espíritu Santo . . . No sois de vosotros mismos” . . . “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él” (1 Corintios 6:19; Romanos 8:9) – ese es el habitar. Él nos compró con su sangre, y él se muda a nosotros por su Espíritu. Si eres un cristiano, no estás solo. Tú perteneces a Cristo.

Somos habitados por Cristo, estamos bajo el dominio de Cristo, y somos de la posesión de Cristo

Y aquí también hay tesoros para que examines y te goces. Uno de los principales tesoros en la mente de Pablo parece ser la absoluta seguridad que esto nos da, aun frente al rostro de la muerte. Cristo cuida de los suyos. Él no nos compró para perdernos. Él nos compró para tenernos y mantenernos.

El interés de Pablo por la materia puede verse en los dos últimos puntos. Dije que había cinco cosas que nos colocaban aparte de los no-cristianos, y una cosa que mostraba cómo somos iguales. Tomemos, ahora, el punto de similitud.

Los cristianos son como el resto del mundo en que sus cuerpos permanecen mortales

Verso 10: “Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado . . .”. Así que hay un punto de similitud. En esta era nuestros cuerpos permanecen mortales, y morirán incluso siendo habitados por Cristo. En otras palabras, la redención ocurre por etapas. Y la redención de nuestros cuerpos no ocurre en esta era. Esperamos, dice el verso 23, por la redención de nuestros cuerpos. Sus cuerpos sirven tanto como el de un muerto porque son parte de una humanidad pecadora y caída. Así nos parecemos al resto de la humanidad. Moriremos.

Pero, hay otras dos cosas que hacen a los cristianos diferentes de los no-cristianos y que le quita el aguijón a nuestra mortalidad.

4. Tu espíritu está vivo gracias a la justicia y presencia de Cristo

La cuarta diferencia de aquellos en la carne se encuentra al final del verso 10: “El espíritu está vivo a causa de la justicia”. Sí, el cuerpo es mortal y destinado a morir. Pero dos cosas lo hacen distinto de nuestro espíritu: el regalo de justicia y la presencia de Cristo. Los encontramos ambos en el verso 10: “Si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia”. El regalo de justicia afirmado en la cruz obtiene nuestra vida, y la presencia de Cristo en nosotros, nos aplica la vida como una experiencia ahora y para siempre.

No tenemos que esperar por la redención de nuestros cuerpos para estar espiritualmente vivos. La justicia es nuestra ahora, y Cristo es nuestro ahora, y por tanto la vida es nuestra ahora. Conoce esto de ti mismo, cristiano. Conoce que el regalo de justicia es la base de tu vida ahora. No después. Ahora. Estás vivo para Dios en Cristo Jesús (Romanos 6:11). Y no puedes morir jamás. La perfección de Cristo en tu lugar y la presencia de Cristo en tu corazón te afirma por siempre.

Lo cual deja una última diferencia entre cristianos y los que están en la carne.

1) El Espíritu mora en ti;
2) estás en el dominio del Espíritu;
3) perteneces a Cristo;
4) tu espíritu está vivo a causa de la justicia y la presencia de Cristo; y ahora …

5. Tus cuerpos mortales serán levantados

Si mueres y tu espíritu viviente se separa de tu cuerpo mortal por un tiempo, la separación no será para siempre. Verso 11: “Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros”.

Así que, aunque la redención ocurre por etapas, las etapas vendrán. Ese es el punto. Tu resurrección es tan cierta como la resurrección de Cristo porque el Espíritu que lo levantó de los muertos habita en ti. Dios no creó el cuerpo para tirarlo. Y Cristo no compró el cuerpo para tirarlo. Nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo. Y Tal como Jesús levantó el templo de su propio cuerpo en tres días, él nos levantará y vivirá en nosotros por siempre y para siempre.

Oh cristiano, sabe de quién eres. Y conoce los tesoros que tienes en él. Y si escuchas sin Cristo, ven a él y cree. Confía en él. Recíbelo. Clama a él. Él te salvará y te hará suyo

Ministros.org

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