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viernes, 5 de diciembre de 2025

Jesús sabe lo que necesitas

Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo.
Hebreos 2:17 (NTV)

Un padre joven me vio luchar con una caja pesada mientras la llevaba por el estacionamiento de nuestra iglesia. Corrió hacia mí y me pidió la caja. «Deberías haberme pedido que te la llevara», me reprendió amablemente.

Momento de honestidad: «No me gusta pedir ayuda», le contesté.

Es más que un rechazo a parecer débil e indefensa. Cuando tengo que depender de otra persona, eso significa que me someto a su horario, a su escrutinio y a su control sobre cómo se hacen las cosas.

Pero cuando tenemos una necesidad no podemos solucionarla nosotras mismas, tanto si nuestro automóvil se avería y necesitamos que nos lleven al trabajo, o si llega una factura que no podemos pagar o si una cirugía mayor nos envía a casa con una lista de restricciones post quirúrgicas, tenemos que involucrar a alguien más. A veces, dependiendo de la situación, es posible que la persona que nos ayuda no comprenda el tipo de ayuda que necesitamos. O tal vez no nos ayude de la manera que nos gustaría.

Esta es la razón por la cual Hebreos 2:17 me sorprende: “Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo”.

¡Completamente humano en todos los sentidos! Jesús se convirtió en un bebé que dependía de otros seres humanos para alimentarse, estar seguro e incluso dormir en lo que no era más que un pesebre.

Mientras seguía siendo plenamente Dios, Jesús eligió hacerse humano como nosotras, por eso sabemos que Él comprende lo que es ser dependientes, limitadas y estar bajo el cuidado de otra persona. La belleza de la experiencia humana de Jesús es esta: Su empatía por nuestras debilidades hace que nos resulte mucho más fácil pedirle cualquier cosa (Hebreos 4:15-16). Él no nos tratará con condescendencia, ni examinará minuciosamente nuestras peticiones, ni minimizará nuestras necesidades. Jesús se hizo débil para que podamos encontrar nuestra fuerza en Él (2 Corintios 13:4). Él sabe exactamente lo que necesitamos, y podemos confiar en que Él se ocupará de nuestras peticiones de la mejor manera posible.

Amiga, si luchas para pedir ayuda porque temes que otros no “lo entiendan”, primero pregúntale al Único que sabe verdaderamente cómo ayudarte. Pídele Su fortaleza y provisión. Luego pídele Su sabiduría para saber cómo lidiar con la situación o a quien puedes recurrir con tu solicitud. Entre todos en esta tierra, Jesús ya lo ha “padecido y atravesado”, y Él tiene la fortaleza y los recursos para sacarte de allí.

Por: Karen Wingate
Fuente: www.proverbs31.org

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